Soy de los que prefiere tomar rutas alternativas o calles paralelas para evitar las aglomeraciones de gente cuando paseo por el centro de Amsterdam, y de paso descubrir nuevos rincones.
Esta tarde, mientras tratábamos de no pisar la concurrida Kalverstraat, ha empezado a llover y para refugiarnos hemos decidido entrar en una pintoresca casita en medio de Nieuwezijdse Voorburgwal. No es que pase desapercibido, pero nunca nos había dado por entrar en este bar/restaurante llamado Stadspaleis.
Nos hemos llevado una sorpresa muy grata, no sólo por lo bien aprovechado que tienen el escaso espacio, sino porque tienen un servicio de lo mas agradable. El interior se asemeja a lo que podría ser la casa de una abuela soltera, con una estufa de madera en el medio y asientos con cojines alrededor de la misma.
Y el dato curioso vino cuando la chica que trabaja allí me contó el origen del edificio:
La construcción data del 1896 y originalmente era una de las cuarenta y tantas estaciones de policía repartidas por Amsterdam. Posteriormente el edificio fue utilizado como urinarios públicos para acabar siendo un restaurante que ha cambiado de propietarios varias veces.
Aunque ya no conserve en su interior elementos que recuerden su antiguo uso público, me hace gracia saber que miles de personas debieron de pasar por el local para denunciar algún extraño suceso o hacer sus necesidades…
Y ya puestos, si os da por visitar este espacio que desde hoy se encuentra entre mis favoritos, decir que sirven comidas pero no hay bebidas con alcohol. En verano tiene una terraza bastante amplia y alquilan su espacio para workshops o eventos.
El Stadspaleis se encuentra en Nieuwezijds Voorburgwal 289.