Erase una vez un marinero holandés que recién llegado de sus viajes de ultramar desembarcó en Amsterdam y se fue directo a una taberna a celebrar su regreso a tierra firme. El marinero, que traía consigo un mono como mascota exótica, bebió y bebió hasta casi perder el conocimiento. En el momento de pagar la cuenta se percato de que no llevaba dinero, y el mesero le hizo una proposición: me quedo con el simio a cambio de saldar la deuda….
Esta historia bien podría haber sido el origen del Café In ’t Aepjen (en los monos), si no fuera porque me la he inventado. De hecho no se sabe bien como comenzó todo, pero si se sabe una cosa: hacia el 1519 los dueños del local aceptaban monos como moneda para pagar las bebidas.
Llegaron a acumular tantos primates en pésimas condiciones, que las quejas por picaduras de pulgas a los clientes no tardaron en llegar. Esto motivó que un asiduo al bar llamado Gerard Westerman decidiera acogerlos en su enorme jardín al este de la ciudad. El jardín de Westerman con el tiempo daría origen al actual Artis Zoo.
Este bar esta situado en el borde del Barrio Rojo y es uno de los mas antiguos de la ciudad. Se encuentra en uno de los dos únicos edificios de madera que sobrevivieron a las llamas que consumieron la ciudad en el 1452. A partir de entonces Amsterdam fue reconstruida con casas de ladrillos.
Un lugar clásicamente pintoresco, lleno botellas de ginebra holandesa y decoración a base de monos que te transportara a otra época.