Si te gusta el mundo de la arquitectura, un paseo por el centro histórico de Amsterdam puede darte una imagen equivocada acerca del estilo general de la ciudad. No todos los edificios son como las mundialmente conocidas fachadas que se pueden vera las orillas de los canales. De hecho abundan las fachadas con superficies onduladas y adornos hechos enteramente de ladrillo que surgieron a partir de un movimiento llamado la Escuela de Amsterdam.
Es un estilo que se desarrolló a partir de la evolución del expresionismo arquitectónico alemán y que tuvo su apogeo entre los años 1910 y 1930. Al contrario que en Alemania, el expresionismo holandés se caracteriza por un cierto carácter humorístico que esconde pequeños detalles esperando ser descubiertos. Estos detalles representaban al conjunto de la realidad social y multicultural de la época: holandeses e inmigrantes de origen japonés, chino, sueco e indonesio entre otros.
Las edificios que se construyeron en ese periodo eran destinados tanto a instituciones como a viviendas para la clase obrera. Se pensaron como un intento de mejorar la vida de sus habitantes mostrándoles algún tipo de arte que rompiera con la monotonía de las largas jornadas laborales en las fábricas.
No solo comprende edificios y casas, también abarcó diseño de mobiliario y objetos decorativos. Se dice que los muebles eran pensados como edificios en miniatura y los edificios como muebles a gran escala. No siempre gozaron del respeto y de la admiración actual ya que hasta 1980 se consideraban un ejemplo de espacios poco prácticos, caros de construir e inútiles.
Es fácil reconocer varias de estas construcciones, pero en caso de que quieras informarte un poco más siempre puedes visitar el Het Schip Museum cerca del Westerpark o intentar encontrar alguno de los múltiples ejemplos que hay por todo el país. También existen webs y mapas especializados acerca de este curioso y pintoresco estilo.
Foto de: Paula Soler-Moya en Flickr